La historia de México y su primera conexión a Internet: una odisea entre la UNAM y el ITESM con satélites y hasta viajes en camión

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Oscar Steve – Xataka – jueves, 16 de abril de 2020

La conexión era tan inestable que no fue solo una vez cuando Marco tuvo que dejar su oficina para hacer lo impensable.

Como los correos electrónicos se quedaban atascados y no llegaban al nodo de Bitnet en el ITESM, el único en todo el país, Marco tenía que grabar los mensajes que debían mandarse en cintas magnéticas. Luego, con cintas bajo el brazo, compraba un boleto de autobús y viajaba a la ciudad de Monterrey para una vez ahí descargar la información de los correos electrónicos que tenía pendiente mandar la UNAM.
De vuelta a 1986, Bitnet fue una de tantas redes precursoras de lo que hoy conocemos como Internet. era una red formada por 450 universidades e institutos de investigación en Estados Unidos, Europa, Canadá y Japón a la que el Tec de Monterrey consiguió inscribirse.

Bitnet le vino de maravilla: no solo eventualmente pudo conectar a sus entonces 26 campus, sino que podría acceder a listas de discusión y bibliotecas virtuales dentro y fuera de México.

Campus Monterrey del ITESM.
Tuvo que pasar más de un año para que UNAM consiguiera convencer de su necesidad de formar parte de la red. Un acuerdo con la Universidad de Arizona y otro con IBM en 1986 le pusieron en el juego, y la universidad obtuvo un acceso a Bitnet través de una IBM 4381 en la Dirección General de Servicios de Cómputo Académico.

La mala noticia, es que a falta de infraestructura tendría que utilizar el enlace ya hecho por el Tecnológico de Monterrey. Por sí misma no es la peor de las noticias, pero hizo que la UNAM dependiera del básico cableado telefónico de Telmex (en aquel entonces todavía una empresa paraestatal).
No solo la primera conexión se hizo hasta 1987, sino que las caídas eran constantes, y Marco, seguramente resignado, volvía a comprar un boleto de camión para ir a Monterrey, con unas cintas bajo el brazo. Por supuesto, Marco no podía hacer ese trayecto diariamente, así que los mensajes comenzaron a enviarse vía paquetería terrestre. Así de lejano, pero así de impactante, es que para mediados de la década de los ochenta una entidad tan gigantesca como la UNAM no tuviera Internet.
La carrera por la primera conexión

Biblioteca Central, en Ciudad Universitaria.
La anécdota de Marco Ambriz, académico del Instituto de Ingeniería de la UNAM, la cuenta la investigadora Gloria Koenigsberger, quien trabaja en el Instituto de Ciencias Físicas de la UNAM, y es autora de ‘Los Inicios de Internet en México’.

Ahí cuenta la desesperación de investigadores, particularmente astrónomos, por conseguir una conexión fiable que les permitiera compartir sus investigaciones hechas en observatorios de México, pero también acceder a investigaciones que se realizaban en otras partes del mundo. Para 1987 aquello apenas era una posibilidad, con Estados Unidos impulsando diversas redes docentes y académicas, todas incipientes y distantes de índoles comerciales propias del Internet ahora.

Biblioteca Central, en Ciudad Universitaria.
La anécdota de Marco Ambriz, académico del Instituto de Ingeniería de la UNAM, la cuenta la investigadora Gloria Koenigsberger, quien trabaja en el Instituto de Ciencias Físicas de la UNAM, y es autora de ‘Los Inicios de Internet en México’.

Ahí cuenta la desesperación de investigadores, particularmente astrónomos, por conseguir una conexión fiable que les permitiera compartir sus investigaciones hechas en observatorios de México, pero también acceder a investigaciones que se realizaban en otras partes del mundo. Para 1987 aquello apenas era una posibilidad, con Estados Unidos impulsando diversas redes docentes y académicas, todas incipientes y distantes de índoles comerciales propias del Internet ahora.{

Hasta el cableado telefónico era insuficiente. En palabras de Koenigsberger, Teléfonos de México era “un organismo burocrático y extraordinariamente ineficiente”. Para tener un teléfono era necesario comprar acciones de Telmex, y después de ello, esperar a que hubiera alguna línea telefónica disponible. Para ser justos, en México ya existía Telepac, la primera red comercial que fue creada en 1984, que funcionaba con protocolo X.25, y que dependía directamente de Telmex, aunque incluso la UNAM tuvo sus problemas para acceder a ella.
Durante todo 1987 intentaron ingresar a Telepac, cuenta Koenigsberger, para lo cual se necesitaba tramitar un permiso ante la Secretaría de Comunicaciones y Transportes quien homologaba el módem y la línea telefónica que se utilizaría. Para 1988 la de la UNAM era una de las 700 solicitudes sin atender en la SCT.

Aún sin Telepac, la UNAM recibió ayuda cuando por fin pudo conectarse a Bitnet a finales del 87, cuando meses antes el Campus Monterrey del Tec obtuvo una línea privada analógica de 4 hilos a 9600 bits por segundo.

Pero desde luego, Bitnet era una red incipiente que funciona sin TCP/IP, que era profundamente ineficiente, y a la cual conectarse era un dolor de cabeza. Si la UNAM quería formar parte de la NSFNet tendría que recurrir a otras tecnologías.
Tuvo que haber, como si de un giro inesperado en un guión cinematográfico se tratara, un fenómeno astronómico, del tamaño de la explosión de una estrella, para apresurar la primera conexión a Internet.

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