Decirles que mienten, no es ofensa ni ataque a la libertad de prensa

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|Sinlíneamx.com

El periodismo en México vive un periodo de crisis. Esto para nadie es sorpresa. Hemos sido testigos de cómo las campañas de lodo, la guerra sucia y el intento permanente para conseguir manipular la conciencia pública, fracasan una y otra vez.

La prensa en México carece de credibilidad y pocos son los que se informan diariamente, por conducto de periodistas señalados de ser parte de la “mafia del poder”, que vivió de la corrupción durante el periodo neoliberal.

Estos periodistas se cubren las espaldas entre ellos mismos. Hay una especie de código secreto, donde queda establecido que no debe haber señalamiento alguno hacia otro compañero de profesión, aún en los casos en que se cuente con información suficiente para hacer de dominio público alguna falta de otro comunicador.

Pocos periodistas hablan de López Dóriga, Loret de Mola, Brozo, Pascal Beltrán, Riva Palacio y varios más, señalando que formaron parte del compacto núcleo de comunicadores “chayoteros”. Hay elementos suficientes para otorgarles el calificativo de corruptos. Pero nadie del gremio periodístico lo hace.

Se les toma como parte del grupo de informadores profesionales. A sus mentiras y calumnias, las llaman “estilo personal de hacer periodismo”. Son sus pares y la falta de ética y nula calidad en su trabajo diario, se dispensa, alegando que “ejercen el oficio con independencia y de acuerdo a su visión”.

Esa complicidad, que opera como ley profesional en la mayor parte de los medios de comunicación convencionales, facilita la difusión de noticias falsas.
Pocos se atreven a desenmascarar abiertamente a los comunicadores carentes de ética. Se les sigue considerando compañeros. Se voltea hacia otro lado cuando cometen faltas evidentes. Se guarda silencio cuando son desenmascarados por medios ajenos al periodismo.

Por ese tipo de comportamiento, el ciudadano de a pie se aleja de los viejos medios de información y también de los caducos comunicadores. No les cree. Sabe que no son confiables.
El caso más reciente de este vínculo de protección que se da en la prensa nacional, tiene que ver con las manifestaciones sucedidas en Cuba y algunas ciudades norteamericanas, protestando en contra del gobierno de la isla.

Article 19 México, presenta una serie de mensajes en redes sociales, acompañados de imágenes donde se aprecia a un buen número de manifestantes, realizando un nutrido acto de protesta.
La convocatoria para el evento, obtuvo una respuesta multitudinaria de parte de la gente.

Article 19 señala que son ciudadanos protestando en contra del régimen socialista que gobierna en Cuba. El rechazo del pueblo hacia sus autoridades, es significativo, si nos atenemos a lo que se ve en las citadas imágenes.

Article 19 exige que haya respeto a la manifestación social pacífica. Solicita a las autoridades en la isla, no reprimir a quienes reclaman mejores condiciones de vida.
El día de ayer, en la conferencia matutina, el presidente de México, hizo del conocimiento público que las imágenes utilizadas por Article 19 México, corresponden a una manifestación efectivamente. Pero a una realizada en Egipto.

Este tipo de conductas carentes de la más elemental ética, merecerían el rechazo y reclamo generalizado, por parte de una verdadera prensa independiente.
Pero en el “Club de Toby”, donde todos son amigos, o conocidos, no pasa nada. Se guarda silencio cómplice, para no “perjudicar” a los colegas de profesión.

Antes de la llegada de la Cuarta Transformación al gobierno y del inicio de las conferencias mañaneras, el ciudadano mexicano consumía, dentro de su dieta diaria, un buen número de noticias falsas. No había manera de filtrar la información, para saber dónde se encontraba la verdad. Los manipuladores de la conciencia colectiva, mentían (y mienten) sin recato alguno, sabedores de que entre colegas, todas las manchas se esconden.

Article 19 México no tuvo más remedio que afrontar el rechazo social, alegando que se trató de “un error”. Pero eso es mentira. Esta organización recibe financiamiento directo del gobierno norteamericano y trabaja en base a la agenda política que le definen las autoridades del país vecino.

Intentaron fortalecer la idea de que las manifestaciones en contra del gobierno de Cuba, fueron multitudinarias, cuando en verdad lucieron desangeladas.
Los periodistas de nuestro país, tan dados a hablar de respeto a la verdad y de la ética que distingue al gremio periodístico, nada han dicho respecto a la difusión de esta noticia falsa, por parte de Artícle 19 México.

Callan y defienden a esta organización, porque la misma, dice defender las garantías e integridad de todos aquellos que laboran dentro de la prensa mexicana.
Que reciba dinero de un gobierno extranjero, no les parece importante. Que ataque por consigna a los gobiernos que incomodan al imperio yanqui, tampoco lo ven relevante. Que cierre los ojos ante el bloqueo genocida que mantiene Estados Unidos en contra de Cuba, tampoco importa.

Hablan de esta organización, como ejemplo de lo que debe ser una instancia defensora de derechos humanos y libertad de expresión, cuando en realidad se trata de uno más de los grupos creados por las agencias norteamericanas, para ejercer presión política y social, al interior de países emergentes.
Las conferencias mañaneras del presidente López Obrador, molestan mucho a la prensa tradicional.

Hablan de ataques a la libertad de expresión, cuando el primer mandatario desenmascara a los profesionales de la mentira. A los difusores de noticias falsas. A quienes impulsan la guerra sucia en contra de quienes afectan los intereses del neoliberalismo nacional y extranjero.

Decirle a Article 19 México que miente con total descaro, no es ofensa, ni ataque a la libertad de prensa.
Es llamar a las cosas por su nombre.

Las mañaneras sirven para retirar el maquillaje y demás afeites a quienes antes se hacían pasar como comunicadores ejemplares.
Hoy vemos sus verdaderos rostros, donde se aprecian las señales que distinguen al corrupto y al falto de ética.

Aunque se protejan entre ellos y guarden silencio cómplice, el escaparate de la conferencia matutina del presidente López Obrador, los deja al desnudo.
La gente aprendió a no creer en la vieja prensa y busca información en fuentes alternas.

Y la culpa es del viejo y caduco periodismo forjado durante la etapa neoliberal. Se convirtieron en mercancía, siempre disponible al mejor postor.

Malthus Gamba

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