Calderón: El enfermo de poder

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Redacción | Sinlínea

“Margarita, tenemos que tener el poder, el dinero y vivir de nuevo en los pinos. Margarita, donde te me fuiste”.
El Silencio.

Por: @DavidVargasA18

En esa terquedad enfermiza, Felipe Calderón no cede, en continuar siendo parte de la clase política corrupta. Ya informó que se va en alianza con partidos y que tengan candidatos independientes. Esto quizá no le alcancé, y también no sabemos cómo le va la derecha en el 2021. Calderón y Margarita lo que buscan es:
Quedar como candidatos plurinominales, con algún partido. Y eso todavía si le dan ese espacio, porque los partidos saben que estos personajes, en vez de atraer votos, serán rechazados por las ciudadanas y ciudadanos. Esta pareja es como una peste, todo lo que tocan lo enferman o lo corrompen. Es una mancuerna perversa.

Quedar sólo Margarita, para defender a su esposo de todo la corrupción e impunidad que todavía no se castiga. Lo defenderá hasta con los dientes para que calderón continúe soltando posturas políticas fuera de contexto.

Esta defensa no tiene sentido, porque legalmente Calderón está a la espera lo que diga García Luna y sea extraditado a EU. Esta el caso Odebrecht, La Estafa Maestra y su vinculación con el cártel de Sinaloa, que también será requerido por la FGR, y llevarlo a la cárcel.

Esta enfermedad de poder, va junto el alcoholismo de Calderón y la aceptación de su mayor cómplice: Margarita. La vida de Calderón está basada en ese delirio, que lo hace hablar y actuar. Se basa en esas lagunas mentales que lo hace hacer alegatos y discusiones con su misma sombra que es muy pequeña.

Discute como si fuera diputado en su casa. Se mira en el espejo y luego se voltea para no verse, se detesta el mismo. Y es así que ve esa mínima sombra, que le hace perder la cabeza. No puede entender que tienes meses contados. No entenderá nunca que el 2021, le caerá una loza encima y quedará borrado del mapa político. No podrá levantarse. Su cuerpo no se verá ante ese pedazo de cemento que cubrirá su pequeño cuerpo.

Calderón vive en su nube de poder. Vive en esa triste vida que sólo él ve y escucha. Su sufrimiento, le duele tanto, que cada amanecer se para en medio de su patio grande y dice: “Dios mío ayúdame, no me dejes que AMLO me encarcele. Dios mío que estaré pagando”.

Él si tiene “respuesta de Dios” , lo escucha y habla con él. Se toma una copa de vino para agarrar valor. Ahí sentado en esa nube, ve que dios se sienta a su lado, y le dice: “Ya pronto caerá la cuarta transformación”. Su nube es esa silla presidencial que se mandó hacer. Ahí desayuna, come, cena y bebe mucho. Para él la silla es como su comedor.

El poder, ya no lo tiene, está sólo, y no logra comprender, que, si se va a un partido, será como el apestado, y si logrará pasar como diputado federal, se pondrá de a “pechito” para que todos los días se hable de él. Pero se hablará para que ya se vaya a la cárcel y entregue todo lo robado que es bastante. Quedará en manos del pueblo, el repudio se incrementará hacia él. Su vida será andar a salto de macetas y de escaleras porque no habrá una persona que no le vaya a decir algo.

Si queda Margarita, es casi lo mismo, la vida de ella pasará lo que Calderón vivirá. Su complicidad no ha tenido límites, la ambición por el poder los mantiene enfermos, y desgraciadamente la única medicina que cura, es la cárcel.

Si les va mal, si no queda ninguno de los dos, pues no solo se acaba la vida política de ambos, sino se va acabar su propia vida familiar. Porque el pequeño enfermo de poder estará en la cárcel, por muchos delitos graves. Y su vida cambiará rotundamente. Margarita si tiene fuerzas, hará su comité “Libertad para Felipe”.

Pero, en este caso sólo la familia lo ayudará. No habrá nadie más. Le va a pasar como todo preso, el único apoyo es la familia. Ahí se quedará tras las rejas, en ese delirio de ser presidente todavía, pero no se dará cuenta que le hablará a la pared gris, y con ella se desahogará, como si tuviera varias terapias todos los días.
La enfermedad de poder y el alcoholismo de Calderón lo tiene perdido. Lo tiene acorralado. El juicio a los expresidentes está próximo.

El seguir insistiendo en entrar de nuevo en la escena política, no es más que insistir, en querer entrar a un panteón donde la tumba ya está hecha. Donde incluso ya existe una corona floral que dice: “De la Familia Calderón Zavala, para nuestro querido y pequeño acomplejado”.

David Vargas Araujo.

Luchador social toda mi vida. Expreso político, encarcelado injustamente en el Penal de Máxima Seguridad de Puente Grande, Jalisco. Actualmente, asesor en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. Afortunadamente, fui uno de los primeros presos liberados por el Presidente Andrés Manuel López Obrador.

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